1/9/10

Sexo anónimo en baños públicos

RECUERDO bien aquellos días lejanos en que entraba a un baño público, algunas veces a manifestar mi humanidad y otras a ver que pescaba (por acá se llama pescar a encontrar un mae para un rato). Cierto es que disfruté de muy buen sexo en esas épocas.
RECUERDO la primera vez que me la mamaron en un baño público, ni pene sintió aquella boca todo el día succionando con ganas. Hace años que no siento ese "mecerse de las olas" de las primeras veces, que han sido cambiados por otras sensaciones.

Era moreno y de ojos verdes, idílico para mí. Entró al baño mientras me lavaba las manos y lo seguí hasta el cubículo del fondo, nos acomodamos de manera que si alguien se agachaba a ver por la parte baja de la puerta del baño sólo pudiera ver un par de pies. Su cuerpo era el de un joven, su boca la de un angel, sus manos guiaron el ritual hasta lo más súblime de mi primera experiencia.

No se apresuró, conoció cada parte de mi piel con cuidado, me dio besos tibios y algunos apretados, me llevó despacio al placer que no conocía, su boca se encargó de succionar cada centímetro desde mi ombligo hasta mi ingle. Reconoció que mi piel era virginal y aprobechó para dejarme un regalo excepcional.

Los recuerdos de la primera vez son fuertes,  su boca logró ser recordada todo el día en mi cuerpo. Y aún ahora me exito pensándolo.


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