21/9/10

Culiando, culiando que el mundo se está acabando

Frase cliché de un amigo casi intimo y yo respondí, si no te vienes no te conozco.

Y yo que siempre he tenido intenciones de sentirme grande quise ser lo más sexual que pudiera y terminé enamorado.

Ernesto (nombre ficticio) se cogía hasta el vuelto, donde ponía el ojo ponía la picha y me tenía entre ojos.

Nos conocimos una tarde en el parque central, llovía fuerte y desde una esquina del kiosko me hizo la lengua de serpiente, al toque entendí, era sexo y nada más. Empezamos a salir, con mis movimientos de baile me dijo al oído "Si a como lo mueve lo bate, que rico su chocolate". Y me pareció vulgar su contoneado...

Por aquellas épocas yo era vírgen (sí, alguna vez lo fui) y él quería que yo le entregara todo de mí. Yo calenturiento como siempre lo sorprendí al aceptar una invitación a meternos a un charral a sexar al aire libre.

Esa noche me vine dos veces, no le permití penetrarme, no era el lugar, el momento o la persona.  Y me lo reprochó durante 10 años. Otra día intentó cogerme en la casa de un amigo que tenía por puerta una ventana y yo dije que jamás lo lograría si no me daba mi lugar. Me había enamorado del peor de todos, del que nunca se enamora, del que quiere sólo sexo sin dar nada a cambio.

Una semana después terminé la relación escapando con uno que juraba que me amaba pero que también me mentía.

1/9/10

Sexo anónimo en baños públicos

RECUERDO bien aquellos días lejanos en que entraba a un baño público, algunas veces a manifestar mi humanidad y otras a ver que pescaba (por acá se llama pescar a encontrar un mae para un rato). Cierto es que disfruté de muy buen sexo en esas épocas.
RECUERDO la primera vez que me la mamaron en un baño público, ni pene sintió aquella boca todo el día succionando con ganas. Hace años que no siento ese "mecerse de las olas" de las primeras veces, que han sido cambiados por otras sensaciones.

Era moreno y de ojos verdes, idílico para mí. Entró al baño mientras me lavaba las manos y lo seguí hasta el cubículo del fondo, nos acomodamos de manera que si alguien se agachaba a ver por la parte baja de la puerta del baño sólo pudiera ver un par de pies. Su cuerpo era el de un joven, su boca la de un angel, sus manos guiaron el ritual hasta lo más súblime de mi primera experiencia.

No se apresuró, conoció cada parte de mi piel con cuidado, me dio besos tibios y algunos apretados, me llevó despacio al placer que no conocía, su boca se encargó de succionar cada centímetro desde mi ombligo hasta mi ingle. Reconoció que mi piel era virginal y aprobechó para dejarme un regalo excepcional.

Los recuerdos de la primera vez son fuertes,  su boca logró ser recordada todo el día en mi cuerpo. Y aún ahora me exito pensándolo.