Pasas en tu carro color champagne sonriendo como si fueras tica linda.
Me lanzas tu mirada conquistadora y yo casi aseguro que no quieres darme confites.
Por fin das la vuelta a tu carro en una incómoda entrada y
ruedas hacía mi con paciencia de santo y sonrisa picara.
Me lanzas un hola lleno de tus mejores energias.
Te devuelvo un hola lleno de galanteria.
Me ha llamado la atención tu forma de pronunciar en silencio un saludo "echa perros".
Ahora que todo esta dicho, nombres, profesiones y horarios
me siento al lado del colpiloto y me muestras lo que hace rato
acaricias. Es grande, gruesa, pero bueno es difícil calcular cuando estas sentado.
La toco, se pone dura, me da miedo que los vecinos asomen sus caras al mediodia.
Te masturbo y me dices, mae que rico.
Con rápidos movimientos y miradas al exterior por temor,
empiezas a gemir y a decir que rico.
Mae me vengo me dices y escupes copiosamente ese líquido blanco
que resbala por tu estómago. Ahora buscas con que limpiarte
y no encuentras nada mas que una triste servilleta que no alcanza.
Cierras tu pantalón y me pides vernos de nuevo.
Yo prometo que la próxima vez me portaré bien.